Hoy nos enteramos de una noticia que todos sabíamos que pasaría, aunque nunca creímos que tan pronto y al día siguiente de un triunfo de dientes apretados como fue el partido contra Everton. Se le despide después del último partido de local y justo cuando el próximo encuentro en Chillán es en noviembre (¿qué hábiles no?).
Después de cuatro años se termina el periodo más exitoso en la historia de Ñublense con Jaime García al mando. Los méritos ya los conocemos: levantó un plantel que estaba por caer a segunda división (la tercera en verdad), peleó una liguilla, nos sacó campeones de Primera B en pandemia (cuando el profe Jaime casi repite la historia de Don Nelson tras estar grave en el hospital), clasificó a dos sudamericanas y una libertadores.
El profe llegó a darle corazón a un club que manejado por malos empresarios solo veía lo monetario mientras la institución se alejaba cada vez más de la gente, la ciudad y la región. Lo contrataron por su profesionalismo y decidió entregar su corazón a los hinchas que hoy lo lloramos. Llevó al plantel a comunas de la región. Sacó a los jugadores a las calles de la ciudad a empaparse de su gente mientras hacía labor social. Se puso el overol durante los incendios, tomó el micrófono para hablarle a jóvenes y motivarlos al estudio. Se la jugó por la ley de autismo, por los bomberos y por cuanta institución acudió a él.
Nunca fue indiferente a quien se le acercara por una foto, un saludo o un abrazo. Lo veíamos en el centro, en el mall, Ondel Pala, en cualquier lugar donde un ñublensino común y corriente pudiera transitar. Un tipo que viniendo desde su Cartagena querido la remó de abajo y nunca aparentó sino que siempre fue auténtico. Como técnico lo vimos crecer y crecimos con él, como hinchada, como institución. Nos hizo creer que los sueños se podían cumplir, “que hay que jugar como pobres para ganar como ricos”.
Hoy vemos partir a un gran DT pero por sobre todo a una tremenda persona por la falta de interés de un accionista que nunca lo quiso en los hechos y de una prensa que no habla por temor o por conveniencia.
Al culpable de esto (junto con sus cómplices y secuaces): podrán tener las acciones del club, la complicidad o el silencio de los medios y utilizarlos para mentir y decir que Jaime García siempre tuvo el apoyo de ustedes, pero difícilmente lograrán que los hinchas les creamos. Hemos seguido a esta institución a través de más de 100 años, siguiendo el legado de abuelos, tíos y padres y sabemos distinguir perfectamente lo aparente de lo real. Desmantelaron un plantel, prometieron refuerzos que nunca llegaron y afirmaron cosas que nunca se vieron: sus hechos dan testimonio de quienes son ustedes.
Este es “el pago de Chile”. 4 años de soñar despiertos resumidos en 6 miserables líneas de un comunicado.
Por mi parte siento pena. Hubiese querido poder compartir con el profe Jaime ese almuerzo en el mercado con quien mencionaba como “un chillanejo más” el año 2019 en otra columna de opinión. Me quedé con las ganas de haberle hecho una entrevista para conocer a la persona detrás del DT.
Hoy me siento de duelo, porque los mismos de siempre vuelven a estar por sobre la inmensa mayoría que da vida a estos colores. Hoy siento que se me va un tío al que quiero mucho. Se me va después de años un ser querido. Hoy se me va el profe, adiós mi amigo Jaime.
