Una nueva derrota se vivió ayer en el Nelson Oyarzún Arenas, cuarta derrota consecutiva que desecha las aspiraciones del club de alcanzar la liguilla.
En definitiva no pasó el conejito de pascua a dejar huevos en el camarin de Ñublense, y es que nuevamente el equipo de los diablos rojos carente de vergüenza deportiva cayó en casa frente al colista del campeonato.
Una nueva semana que no se suma en casa, que aunque en las fantasías de Fernando Diaz aún se puede clasificar a liguilla ganando todos los partidos. La realidad es que a menos que Temuco, Curicó, Deportes Concepción, Puerto Montt, San Felipe, Rangers e Iberia dejen en cancha 6 extranjeros, la liguilla ya se fue bastante lejos de las manos de los Diablos Rojos.
En el tramite del encuentro, había un equipo que buscó el resultado, que trabajó para ello, con una banca que gritaba y arengaba a sus dirigidos, en el otro lado estaba Ñublense, timorato, sin medio campo, patriadas de Pablo Parra y Luis Flores que no llegaron a buen termino.
El único tanto del encuentro fue obra de Ariel Martinez en el minuto 25, desde fuera del área con toda libertad dejó sin opción a Santiago Morandi. Posterior a ello, los piratas administraron el juego, enfriaron el partido planteando una férrea defensa de 8 jugadores esperando el contragolpe. Pese a que Ñublense pudo hacer algo más en el segundo tiempo con un Alex Silva que por fin entró prendido, las ganó todas en el área de Coquimbo y estuvo cerca de lograr la paridad con un cabezazo que impactó el vertical.
Más que eso, destacar el intento y empeño de Luis Flores Abarca y el buen trabajo en la zaga del joven valor Améstica. Dolerá decirlo, pero Ñublense en vista de los resultados propios y de los rivales, se queda merecidamente en Primera B.
Finalizado el encuentro, una gran cantidad de hinchas se apostó en la calle Pedro Aguirre Cerda para gritar y encarar a jugadores y dirigentes siendo custodiados por un contingente policial de al menos 50 efectivos de fuerzas especiales.
Jugadores, técnico y dirigentes tardaron cerca de una hora y media para salir del principal recinto deportivo de la provincia de Ñuble.